COLABORACIÓN. Diario:
Notitarde La Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 26-02-2016. Columna: BioDazibao Global. p6. Autor:
Wilfredo Jiménez Gómez.
El Diccionario
de la Real Academia Española define Aguador(a) a la persona que tiene por
oficio llevar o vender agua. El portal www.ciudadsanluis.com de la ciudad
mexicana de San Luís Potosí, reseña que “Un Aguador era un oficio que ha
desaparecido en nuestros tiempos, en el viejo San Luis del siglo XIX, era el
encargado de abastecer el agua que se obtenía de la Caja del Agua… sus clientes
eran fijos, el agua era adquirida por familias que no contaban con el preciado
líquido en sus casas.” También informa el portal que “El apodo para los
aguadores era "tortugo" ya que estos cargaban grandes vasijas de
barro llamadas chochocoles en sus espaldas… el trabajo de aguador era pesado
pero digno para llevar el sustento a sus familias.” Este oficio quedó plasmado
en la historia con la escultura de "El Aguador", del escultor Mario
Luís Cuevas, puesta frente a la Caja del Agua en 2009 en la ciudad antes
mencionada.
El portal
www.imer.mx del Instituto Mexicano de la Radio, refiere que Claudio Linati publicó en Bruselas, en
1828, un libro en el que reunió imágenes litográficas de diferentes oficios de
México. Dice la nota que “Uno de los personajes que más llaman la atención
dentro esta obra es El Aguador. Muchos hombres ejercían este oficio y su
trabajo era fundamental para dotar a las casas de agua suficiente, que era
trasladada por ellos desde las fuentes públicas en las que desembocaban los
acueductos de las ciudades más importantes.”
En el contexto
venezolano tenemos el testimonio del periodista Ciro Urdaneta Bravo, quien en
su libro titulado Maracaibo: Historias y Leyendas, específicamente en la
crónica Una Ciudad con Sed, aborda el problema de la falta de agua en la
primera mitad del siglo XX y afirma “A través de esos largos años de sed se
hizo popular en Maracaibo la figura del aguador, que iba y venía por las calles
con su burro cargado de agua, la cual primero era salada y después dulce. Los
populares vendedores usaban botijuelas, que cambiaron con el tiempo por latas
de 25 litros.” Incluso este autor cita la poesía popular: La competencia a
Bartolo/ se la hace María Boscán, / la que vende con afán/ el agua de polo a
polo. / Sus burros vienen y van/ y tienen el rabo bolo/ de los palos que le
dan.
Con la crisis
actual de la falta de agua en el litoral carabobeño, han reaparecido los
aguadores, solo que ahora se sirven del avance tecnológico usando camiones y
hasta gandolas con tanques de agua de gran capacidad, lo malo es que perjudican
al pueblo, ya que la venden a precios
exorbitantes, todo un negocio lucrativo, “redondo”, indigno. ¿Dónde quedaron la
solidaridad y la honestidad?, ¿Dónde están las autoridades?.
Alabado seas, mi
Señor
En el capítulo
tercero de la encíclica, en el título Raíz Humana de la Crisis Ecológica, en el
subtítulo Globalización del Paradigma Tecnocrático, Francisco afirma que “…hoy
el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan dominante que es muy difícil
prescindir de sus recursos, y más difícil todavía es utilizarlos sin ser
dominados por su lógica. Se volvió contra¬cultural elegir un estilo de vida con
objetivos que puedan ser al menos en parte independientes de la técnica, de sus
costos y de su poder globalizante y masificador. De hecho, la técnica tiene una
inclinación a buscar que nada quede fuera de su férrea lógica, y según Guardini
el hombre que posee la técnica sabe que, en el fondo, esta no se dirige ni a la
uti¬lidad ni al bienestar, sino al dominio; el dominio, en el sentido más
extremo de la palabra. Por eso intenta controlar tanto los elementos de la
naturaleza como los de la existencia humana, afirma Guardini. La capacidad de
decisión, la libertad más genuina y el espacio para la creatividad alternativa
de los individuos se ven reducidos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.