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martes, 21 de marzo de 2017

PALMA MORICHITO ES LA PLANTA DOMINANTE DE HUMEDALES APUREÑOS


Altos de Pipe, 21 de marzo de 2017.- Vanessa Ortiz Piñango
vortiz@ivic.gob.ve

En sectores anegadizos incluso en época de sequía y en localidades más altas que se inundan solo en temporada de lluvia, la búsqueda de palmares en los humedales del estado Apure dio el mismo resultado: Mauritiella aculeata, conocida como morichito, es la especie representativa de los bosques cercanos a los ríos Cinaruco y Capanaparo y al caño La Pica.

Un análisis de la estructura y composición florística de esas comunidades vegetales fue incorporado en el libro Morichales, cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, editado por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia.

Ángel Fernández, director del Herbario del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) y coautor del capítulo sobre M. aculeata, explicó que la obra se enfocó en diversas palmas de Suramérica, ya que en publicaciones anteriores se habían presentado trabajos solo de la Orinoquia de Venezuela y Colombia.

“Las plantas no reconocen fronteras, ni naturales como la de la cuenca del río Orinoco ni políticas”, explicó Fernández, en alusión al estudio realizado en los llanos apureños en colaboración con Reina Gonto (curadora del Herbario del Ivic), Giuseppe Colonnello (Fundación La Salle de Ciencias Naturales) y Wilmer Becerra (Arbórea Consultores Ambientales, C. A.).

Más agua, más palma
El caño La Pica, afluente del río Capanaparo, está rodeado de dunas de limos y arenas, entre las cuales se forman bajíos o depresiones inundables capaces de mantener “una reserva hídrica en los meses de aguas bajas y pueden aportar caudal hacia los caños y ríos que atraviesan la planicie”, se menciona en el capítulo sobre M. aculeata.
En vista de que la cubierta vegetal del humedal del caño La Pica no es homogénea, debido principalmente a las dinámicas hídricas, el relieve y las características del suelo, los expertos levantaron dos parcelas, una anegada (incluso en sequía) y otra no anegada (excepto cuando llueve), con el fin de identificar su composición y estructura.

M. aculeata fue la planta dominante tanto en la parcela anegada (con casi el 35% del valor total de importancia ecológica de la comunidad) como en la parcela no anegada (con más del 27% del valor ecológico del bosque), se indica en la obra, la número XIV de la Serie de Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales de Colombia.

De acuerdo con Fernández, la densidad de palmares es mayor en presencia de agua, “si no hay agua, no habrá muchas palmas. Por lo general, los palmares están en ecosistemas poco alterados”, precisó.

En la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn) no aparece ninguna especie del género Mauritiella; tampoco en el Libro Rojo de la Flora Venezolana.

Sin embargo, no hay qué confiarse. “Si se afecta la dinámica hídrica en los cauces y las riberas, se perturban también la química de las aguas y la sedimentación, activándose entonces la erosión. Como consecuencia, se alterarán los patrones de dispersión de estas palmas y en consecuencia, todo el ecosistema”, aseguró el director del Herbario del Ivic.

Alargando la vida
De hecho, el prologuista del libro, Wolfgang Junk, alertó sobre el estado de conservación de los humedales en general y los pantanos de palmas en particular, los cuales se encuentran amenazados como consecuencia de “las actividades humanas como la agroindustria, minería, construcción de infraestructura y la contaminación”, informó Junk, coordinador científico del Instituto Nacional de Humedales de Brasil.

Parte del interés en recopilar información sobre estos paisajes geográficos se debe a la necesidad de conocer los elementos naturales que allí hacen vida y precisar las alternativas “que nos permitan seguir utilizándolos con los parámetros de protegerlos para siempre. Probablemente, si hubiese más gente viviendo en la cuenca del río Orinoco, habría menos bosques y menos biodiversidad”, insistió Fernández.
Con la pulpa de M. aculeata se preparan bebidas y helados, sus hojas y troncos sirven para construir paredes y techos, y sus semillas son usadas como carnada para pescar. Esta especie se distribuye desde Brasil hasta Ecuador, Colombia y Venezuela, siempre donde existan cuerpos de aguas, tanto negras como claras, señalan los autores del capítulo.

La revisión científica de la obra Morichales, cananguchales y otros palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, estuvo a cargo del investigador del Centro de Ecología del Ivic, Jon Paul Rodríguez.


Por su parte, Josefa Señaris, también investigadora del Centro de Ecología del Ivic, participó en el comité científico del libro; mientras que el geógrafo Sergio Zambrano-Martínez, igualmente del Centro de Ecología del Ivic, fue coautor del capítulo relacionado con la conservación de la palma mapora o chaguaramo, Roystonea oleracea.

lunes, 13 de marzo de 2017

DE LOS DÍAS DEL AMBIENTE A LA HORA DEL PLANETA

Diario: Notitarde La Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 10-03-2017.  Columna: BioDazibao Global. p5. Autor: Wilfredo Jiménez Gómez.

En 2001 escribimos una nota titulada Los Días Contados de la Naturaleza, en la misma afirmábamos que “La conservación y defensa del ambiente tiene que ser siempre, durante todo el año, no puede tener los días contados”. Es el mismo argumento que se esgrime cuando criticamos el Día de las Madres, es decir, que el mismo es todos los días y por lo tanto tal celebración en un día específico tiene una motivación comercial, económica, cuyo objetivo es aumentar las ventas, estimular el consumismo de bienes. Por el contrario en el caso del tema ambiental, si bien los días contados tienen como objetivo destacar un hecho relacionado con la conservación del ambiente en una fecha determinada, concomitantemente y soterradamente se limita la divulgación de ese contenido a ese día, por lo tanto lo de los días contados podemos concluir que es un arma de doble filo.      
 La referencia anterior viene a colación con la campaña denominada La Hora del Planeta (Earth Hour en inglés), que se celebrará el próximo 25 de marzo. La misma consiste en un apagón eléctrico voluntario durante una hora, es decir, se le pide a la población que apague las luces y electrodomésticos no indispensables. La campaña persigue formar conciencia sobre la importancia y la urgencia de tomar acciones oportunas frente al cambio climático y también de ahorro de energía ante el consumo irracional. Este año el lema de la campaña es: "En esta Hora del Planeta, ilumina al mundo con una Acción Climática".
Lo cierto es que ambas campañas son importantes, pero vemos que hay un trasfondo reduccionista de la acción ambiental esencial. De la semana de  la conservación de la década de los ochenta, pasamos a los días contados de la naturaleza, hasta llegar a la hora del planeta. Es prudente reflexionar sobre este asunto que nos atañe a todos.
Es necesario insistir en la práctica de la educación ambiental, tanto formal como informal, como medio idóneo para la formación de conciencia ambiental en la población. No debemos perder de vista el hecho de que la educación ambiental debe ser continua, permanente, durante todo el año. Si bien es cierto que las fechas emblemáticas son importantes y sirven para desarrollar campañas divulgativas pro conservación del ambiente, no debemos desestimar la relevancia de la educación ambiental de carácter permanente. 

Alabado seas, mi Señor
En el capítulo cuarto de la encíclica, cuyo título es Una Ecología Integral, en el subtítulo El Principio del Bien Común, el Pontífice argumenta que “La ecología humana es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social. Es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. El bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. También reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiariedad. Entre ellos destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad. Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justicia distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad (y en ella, de manera especial el Estado) tiene la obligación de defender y promover el bien común.