BioDazibao Global. Columna de Notitarde de La Costa. Wilfredo Jiménez Gómez. wijimenez@terra.com
Cumpliendo
actividades de extensión y educación ambiental recientemente visitamos el
Estado Táchira y tuvimos la oportunidad de escuchar la leyenda que involucra a
los Esteros Navay, los cuales son un ejemplo de ciénaga y las mismas se definen
según Marrero como cuerpos acuáticos que dan origen a lugares pantanosos o
parajes llenos de cieno. Las ciénagas se caracterizan por estar asociadas a
ríos y presentan una dinámica de inundación anual.
Cuentan los lugareños de Abejales
que los esteros tienen su encanto, según la leyenda escrita y recogida por el
cronista Efrén Sánchez, se sabe de una mujer de larga cabellera negra, de
origen criollo mestizo, procedente de lo más alto de las montañas andinas, que
llegó al sector que hoy se conoce como La Polvorosa aproximadamente en el año
1860, esta mujer se lanzó a las aguas del río Camburito en presencia de su
esposo e hijos, lo sorprendente es que salió del agua transformada en mitad
caimán y mitad mujer. Unos dicen que la mitad es en sentido transversal y otros
hablan que es en sentido longitudinal. Luego al sentirse asediada por los
invasores de tierras se trasladó al charco Chirichire, finalmente la mujer
emigró y se estableció en lo que hoy se conoce como Esteros de Navay.
Esta mujer según la sabiduría
popular es conocida como María La Borda, pero hay duda en cuanto a si la grafía
es borda o gorda. Lo cierto es que la leyenda existe y se le atribuye a la
mujer famosos encantamientos al punto de ayudar a los buenos y hacer pasar
malos ratos a las personas mal intencionadas que iban a los esteros con el fin
de destruir la flora o fauna del lugar, haciendo que las mismas se extraviaran,
convirtiéndose así en una mística defensora folklórica del ambiente natural del
municipio Libertador.
Indagando sobre esta historia escuchamos
el testimonio de personas que han recorrido y conocen bien la zona de los
esteros, afirman que en una oportunidad tuvieron visiones momentáneas inexplicables cuando se
detuvieron a contemplar la ciénaga, las cuales consistieron en haber visto un
imponente paisaje paradisíaco con muchos animales y vegetales de gran colorido.
Otros dan testimonio de las
diferentes tonalidades llamativas de la vegetación y de la riqueza de la fauna
silvestre, destacándose la presencia de chigüires y báquiros o chácharos como
le dicen allá en Táchira.
Vía Barinas – Abejales
En
el trayecto de la vía que conduce desde Barinas hasta Abejales se observan
árboles de teca (Tectona grandis) y melina (Gmelina arborea), ambas son
especies forestales exóticas que se mantienen como evidencia de las
plantaciones que en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado se
establecieron en las unidades de manejo forestal de la Reserva Forestal de
Ticoporo en el Estado Barinas. Estas unidades obedecían a un plan de manejo que
a su vez respondía a una política de concesiones forestales que para la época
estaba vigente en el país. En el futuro habrá que hacer un análisis desde una
perspectiva histórica del devenir de las reservas forestales del occidente de
Venezuela, cuyo saldo, lamentablemente, ha sido la destrucción de las mismas.
Queremos dejar claro que el enfoque del análisis debe ser histórico porque para
explicar este saldo desolador es necesario escudriñar en lo económico, lo
político, lo social, lo legal, incluso en lo cultural. En todo caso a lo largo
de la vía mencionada se consiguen los árboles antes referidos, que erróneamente
la gente los asume como nativos ya que por la cantidad de años de estar en esta
región y entre nosotros la gente los asume como propios de este país.
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