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martes, 10 de abril de 2012

LA CORRESPONSABILIDAD Y EL PROBLEMA DE LA BASURA

Si se hace un análisis de los contenidos que publica la prensa sobre el problema de la basura en Venezuela, la mayoría de las informaciones son quejas de los usuarios y fotografías de inmensas montañas de bolsas llenas de desperdicios en los lugares impensables de nuestra capital venezolana. Hace algún tiempo un funcionario del Consejo Municipal Libertador me comentaba su preocupación por las bolsas dispuestas frente a la Iglesia de Santa Teresa en el centro de Caracas, dado que es un patrimonio cultural. Seguramente muchos transeúntes diarios de la zona ya se han acostumbrado a esta visual y con ella a los olores que despide y al espacio que ocupa. Igual sucede en la Avenida que bordea las faldas del Ávila. Para quien no está en contexto, la Cota Mil o Avenida Boyacá es un arteria que recorre de este a oeste la ciudad brindando un maravilloso paisaje de nuestra montaña preferida que es refugio del citadino… esta avenida sirve los domingos (la cierran en la mañana) como sitio de esparcimiento familiar. En el presente, si uno la recorre, el mosaico de desperdicios es increíble, no obstante, nadie es responsable. Son tres las alcaldías que tienen a su cargo el saneamiento de esta zona pero aparentemente las jurisdicciones y responsabilidades no están muy claras. Así pasa en muchas otras localidades del país.

Pero ¿quién hace qué, es la pregunta. En los últimos días del mes de marzo se ha dado una campaña contra la basura en el municipio Sucre de Caracas uno de los más densos de la ciudad, con más de 2000 barrios. Así se va gestando una guerra de opinión y comentarios que no distinguen color político. La basura es argumento para atacar la gestión de cualquier gobierno, local o nacional. Se despliegan grandes operativos con la Guardia Nacional, se tiran y recogen piedra de diferentes bandos de opinión y quedan las grandes interrogantes ¿dónde está el ciudadano común? ¿cuál es su papel en esta tarea? ¿qué hacen y cómo son las empresas dedicadas al servicio de recolección? ¿dónde está la gestión contralora, la supervisión de los fondos que cada alcaldía dispone para la actividad? ¿dónde está el análisis ajustado a la realidad de si estos fondos son apropiados o no? En una noticia reciente justamente en el municipio Sucre, el diario El Nacional tomaba las palabras de un vendedor “Los problemas con la basura en el municipio Sucre siguen evidenciándose en las calles. En el mercado que funciona en los alrededores de la estación Palo Verde, los desechos ocupaban ayer gran parte de la acera. ‘Aquí no hay un día exacto para que recojan la basura. Este problema se ha hecho costumbre’, manifestó Ernesto Aramendia, quien vende aguacates al lado del basurero”. A esto se podría argumentar que simplemente seguimos en un letargo de paternalismo, donde esperamos que las soluciones vengan siempre de las autoridades. No se asume o quizás nadie presiona para que se asuma la “CORRESPONSABILIDAD” de todos en este problema. Este término que debe ir calando en la sociedad venezolana es entender que el compromiso va más allá del bienestar individual. Es saber que lo que hago afecta al otro cercano a mí, pero también al ciudadano del mundo. Que el problema de la contaminación es un aquí y ahora, pero también afectará a las generaciones futuras. En el país poco a poco el ciudadano debe responsabilizarse por su gestión individual de los desechos. Palabras como reciclaje y reúso deben ir  bajo el paraguas de la CORRESPONSABILIDAD.  En Alemania por ejemplo, algunas informaciones indican que más del 50% de la población tiene en sus manos la generación de energías renovables (eólica, solar, biomasa), ¿por qué no pensar en un cambio, difícil pero posible de un paradigma de paternalismo a uno más activo, consciente, preocupado por el otro? El cambio comienza por entender que sí tenemos derechos como pueblo, esa palabra que en los últimos diez años ha sido tan convenientemente empleada, pero también tenemos muchísimos deberes como ciudadanos. Un posible lema para la Venezuela que queremos bien podría ser “Yo avanzo cada día hacia la excelencia ciudadana, yo soy corresponsable”.

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