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jueves, 14 de abril de 2011

ECOLOGÍA Y ECONOMÍA VAN DE LA MANO

El PNUMA presentó su informe “Hacia una economía verde: Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza” como antesala a la Río+20, Cumbre de Desarrollo Sostenible 2012
El PNUMA define una economía verde como “aquella que resulta en la mejora del bienestar del ser humano y la equidad social, al mismo tiempo que reduce significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica”.
El nuevo informe del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), presentado esta semana y realizado por especialistas y economistas de todo el planeta, muestra cómo con el dos por ciento del PIB mundial, 1,3 billones de dólares anuales, se puede impulsar un crecimiento más verde y racional combatiendo al mismo tiempo la pobreza. El organismo apunta a diez sectores fundamentales que pueden poner en marcha una transición hacia un uso más eficiente de los recursos y una economía baja en carbono.
Según el PNUMA, actualmente el mundo gasta entre el uno y el dos por ciento del PIB mundial en subvenciones que perpetúan la utilización insostenible de los recursos que sólo contribuyen a generar daños ambientales (el caso de los plaguicidas), de ahí que su progresiva reducción o eliminación definitiva generaría múltiples beneficios, permitiendo liberar recursos para financiar la transición a una economía verde. Como ejemplo de ello, una mejora en el saneamiento adecuado del agua, en naciones como Camboya, Indonesia, Filipinas y Vietnam, podría no sólo ahorrar en materia de salud sino en conservación del agua dulce, reduciendo la demanda del líquido en una quinta parte para el 2050.
Una transición generalizada a una economía verde, supondría también un reordenamiento en la fuerza de trabajo mundial. En algunos sectores, como la pesca, se perderían puestos de trabajo en la transición a la sostenibilidad. Por tanto, a fin de garantizar una transición justa y aceptable socialmente sería necesario efectuar inversiones para re-entrenar y re-educar a una parte de la fuerza de trabajo mundial. El informe defiende que, a la larga, el número de «empleos nuevos y dignos» que se crearán en sectores como las energías renovables o la agricultura sostenible compensarán los puestos de trabajo perdidos en la antigua «economía marrón».
Un fragmento importante de este informe “Hacia una economía verde: Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza”, es el dedicado a las enormes oportunidades conectadas con el desacoplamiento de la generación de residuos y el crecimiento del PIB, es decir el negocio de la recuperación y el reciclaje. Como datos puntuales, en la República de Corea se aplica una política de «responsabilidad extendida del productor» que obliga a cumplir ciertas normas con relación a productos como baterías y neumáticos o embalajes (vidrio y papel, por ejemplo). Así se ha incrementado la tasa de reciclaje en un 14 por ciento y se ha generado un beneficio económico de 1,6 miles de millones de dólares. En Brasil, el reciclaje genera 2 mil millones de dólares anuales y permite evitar 10 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.
                Algunas otras ideas contenidas en este documento, apuntan al papel fundamental de los gobiernos. Estos deberán actuar como propulsores de políticas innovadoras para crear condiciones favorables que permitan a los mercados y al sector privado la transición a una economía verde. Los especialistas señalan: marcos regulatorios sólidos, priorización de las inversiones, aplicación de impuestos e instrumentos de mercado para modificar las preferencias de los consumidores y estimular la innovación verde e Inversión pública en desarrollo de capacidades y formación, entre otros.
Los diez sectores identificados como claves para enverdecer la economía mundial, según el informe, son: agricultura, edificios/construcción, suministro energético, pesca, silvicultura, industria (incluida la eficiencia energética), turismo, transporte, gestión de residuos y agua. Del dos por ciento del PIB propuesto en el informe, las sumas invertidas por sector en los niveles actuales del PIB serían: 108 mil millones para enverdecer la agricultura, incluyendo las pequeñas explotaciones agrícolas; 134 mil millones para enverdecer el sector de los edificios mediante la mejora de la eficiencia energética; más de 360 mil millones para enverdecer el suministro energético; cerca de 110 mil millones para el sector pesquero; 15 mil millones para las explotaciones forestales, con importantes repercusiones en términos de beneficios para el combate del cambio climático; más de 75 mil millones para enverdecer la industria, incluida la manufactura; cerca de 135 mil millones para el sector turístico; más de 190 mil millones para enverdecer el transporte; casi 110mil millones para la gestión de residuos, incluyendo el reciclaje y una cantidad similar para el sector hídrico, incluyendo los servicios de saneamiento.
Este trabajo plantea cumplir y mantener los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre así como el de las que no tienen acceso al agua potable. Otra de sus metas es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2050. Estas conclusiones fueron presentadas a los Ministros de Ambiente de más de 100 países y forman parte de un estudio macroeconómico más amplio publicado en la red, que pretende acelerar el desarrollo sostenible y forma parte de la contribución del PNUMA a la preparación de la conferencia Río+20 que se celebrará en Brasil el año próximo.

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