Diario: Notitarde La
Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 25-08-2017. Columna: BioDazibao
Global. p5. Autor: Wilfredo Jiménez Gómez.
Cuando pasamos por Tucacas Edo. Falcón, desde la carretera nos percatamos de los cambios que han ocurrido en el paisaje original, sobre todo nos damos cuenta de la destrucción que ha sufrido el manglar para dar paso al levantamiento de todo tipo de infraestructura turística y de servicios conexos. Uno se pregunta ¿será que esto no tiene límite?, ¿en qué magnitud se han impactado los recursos naturales y socio culturales?, ¿el evidente urbanismo desenfrenado se ha revertido en bienestar para los habitantes de la zona?, ¿aplica en este caso estudiar el concepto de capacidad de carga?, ¿realmente ha habido desarrollo o solamente crecimiento económico?
Consultando
la Guía de Buenas Prácticas para Turismo Sostenible en Ecosistemas
Marino-Costero, conseguimos un capítulo donde se aborda la problemática
planteada al inicio y donde se expresa lo siguiente: “Es común que los
ecosistemas costeros, como manglares, bosques tropicales y playas, sean
alterados para acomodar los intereses y necesidades de desarrolladores
turísticos. Muchos hoteles se construyen en la primera línea de playa o sobre
los sistemas de dunas. Bosques tropicales costeros son talados parcial o
totalmente para abrir espacio a nuevas construcciones con vista hacia el mar; y
áreas de manglar son cortadas, drenadas y rellenadas con escombros para
soportar obras de infraestructura e instalaciones turísticas. En algunos casos,
para ofrecer un mejor panorama al huésped, se elimina la vegetación de la línea
de costa. La remoción de vegetación pone en peligro las poblaciones de plantas
nativas y corta su aporte de nutrientes a la playa. La presencia de
construcciones entorpece los movimientos locales de algunas especies, como el
cangrejo blanco y el cangrejo azul,
los cuales viven en agujeros que cavan en tierra firme; pero, cuando
llega la época de su reproducción, se desplazan masivamente a poner sus huevos
en el mar, atravesando toda clase de obstáculos, como carreteras y
edificaciones”.
Ante
la interrogante de qué puede hacer el turista para contribuir a revertir una
situación de esta naturaleza, la guía recomienda: “Exija al gobierno de su
departamento, provincia o municipio la adopción y cumplimiento de un plan de
ordenamiento territorial costero, que defina qué se puede hacer y qué no se
puede hacer en cada lugar. El plan es un instrumento que debe combinar el
bienestar de la población, el aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales y la conservación del ambiente. Se agrega en el documento que no se
trata de excluir el desarrollo, sino de incorporarlo dentro de las capacidades
reales del territorio, manteniendo los ciclos naturales que allí tienen lugar.
La zonificación del territorio debe identificar aquellos espacios naturales que
cumplen funciones ecológicas importantes, como la conservación de especies, la
absorción de gases con efecto invernadero, la belleza escénica, y la mitigación
de eventos naturales, como tormentas y huracanes. En este contexto, la
permanencia e integridad del manglar es fundamental. Es conveniente enfatizar
que la zonificación define los distintos usos, y sus intensidades que se pueden
llevar a cabo en el área protegida. Por ejemplo, se definen zonas de protección
absoluta, zonas de investigación, zonas especiales para especies amenazadas y
zonas de uso público para visitantes”.
La
guía también orienta a “colaborar en los procesos participativos de consulta
para el diseño o actualización del plan de ordenamiento costero, y asegurarse
de que este contemple un manejo integral del litoral y de que tome en cuenta,
con respeto y seriedad, las necesidades de las formas de vida natural que
habitan los diferentes ecosistemas, así como lo establecido en la legislación
correspondiente. Incluso se orienta a los ciudadanos a que si su país es firmante
de la Convención Ramsar, puede proponer sitios para la lista de humedales
protegidos bajo ese convenio internacional. La guía recomienda a la población a
aprender acerca de los ecosistemas naturales
marino-costeros y de su biodiversidad, ya que cuanto mejor conozca estos
ecosistemas, mayor será su motivación por preservarlos, incluso exhorta a denunciar ante las autoridades pertinentes los actos ilícitos ambientales”.
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