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lunes, 15 de septiembre de 2014

CRONICA AMBIENTAL DEL SIGLO XVIII (antecedentes de los sucesos de La Guaira por lluvias)



Diario: Notitarde La Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 12-09-2014.  Columna: BioDazibao Global. p6. Autor: Wilfredo Jiménez Gómez.

Crónica ambiental del siglo XVIII
                Hurgar en la historia ambiental de Venezuela es una actividad a la que hemos dedicado tiempo en los últimos dos años. Entre las fuentes consultadas nos encontramos con una crónica que nos parece importante compartir y divulgar, la cual describe la ocurrencia de lluvias intensas que causaron inundaciones y estragos en La Guaira en el siglo XVIII. Este suceso que en verdad fue una catástrofe natural, nos hace reflexionar y genera interrogantes como por ejemplo si este tipo de hechos se debe a una ocurrencia cíclica secular en el tiempo y en el espacio, que en términos más técnicos se relaciona con un periodo de retorno, o es una consecuencia de lo que recientemente conocemos como cambio climático.
Volviendo a la crónica encontrada, informo que la misma es de Héctor García Chuecos y dice lo siguiente: En febrero de 1798 ocurrió una terrible inundación en el puerto de La Guaira. El domingo 11 de ese mes, a la una de la tarde, comenzó a llover estando el mar sereno y bonancible. A las ocho de la noche empezó éste a alterarse, causando admiración a todos el formidable ruido que en la costa producían sus movimientos. Los buques fueron aventados a la costa donde naufragaron unos, ahogándose los marineros de sus tripulaciones y se hicieron a la vela otros, zozobrando algunos antes de haber salido de la franquía. Toda la noche estuvo lloviendo, y hasta cerca del amanecer, relámpagos y truenos mantuvieron en expectativa al vecindario. Las lluvias gruesas y abundantes continuaron el lunes 12 hasta el amanecer del día 13. Este día continuó la lluvia incesante. A las 12 y 15 salió el río de su cauce, rebosó los cinco puentes de su comunicación que fueron derribados, no pudieron resistir el empuje formidable de árboles y piedras  que vomitaba la corriente. Las calles contiguas situadas en la parte baja del pueblo dominadas por el agua impetuosa fueron inundadas, de forma que una embarcación que calase de 8 a 9 pies podía flotar en ellas.
                La rápida violencia de las aguas nada respetaba, todos los conductos que salían por la muralla circular de la playa cegaron… los parques y edificios militares fueron anegados. En medio de esta ruina, numerosas personas perecieron, de las cuales no se tenía noticias todavía para el día 19. Los habitantes del pueblo no hallando donde poner a salvo sus vidas, corrían a las alturas y a los cerros vecinos. Los presidiarios de las Bóvedas antes que fuesen ahogados obtuvieron su libertad.
                Los materiales que arrojaba el río se avanzaban mar adentro hasta cincuenta toesas… todos los pueblos y costas inmediatas padecieron estragos a proporción. Las consecuencias de esta lluvia, creciente de río e inundación, fueron desastrosas para       La Guaira. En ruinas caídas e inhabitadas quedaron cerca de 219 casas pequeñas, situadas a inmediaciones del cauce, además los vecinos perdieron sus muebles y haciendas. La causa de tan terrible daño procedía de los desmontes, banqueos, piedras arrancadas y diversos objetos que arrojados a las orillas del río y sus vertientes habían sido arrastrados por el torrente de las aguas. Nota: Toesa es una antigua unidad de longitud francesa equivalente a 1,949 metros.
Desagravio al MinAmb       
Así como en el pasado fijamos posición cuando de manera caprichosa le cambiaron el nombre a Productos Forestales de Oriente, C.A. (Proforca) por el de Maderas del Orinoco, hoy hacemos lo mismo en relación con la fusión del digno y glorioso Ministerio del Poder Popular para el Ambiente. Parafraseando a Neruda decimos: Podrán borrar todas sus letras, pero jamás impedirán la conservación, defensa y mejoramiento del AMBIENTE.

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