Diario:
Notitarde La Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 12-09-2014. Columna: BioDazibao Global. p6. Autor:
Wilfredo Jiménez Gómez.
Crónica
ambiental del siglo XVIII
Hurgar en la historia ambiental
de Venezuela es una actividad a la que hemos dedicado tiempo en los últimos dos
años. Entre las fuentes consultadas nos encontramos con una crónica que nos
parece importante compartir y divulgar, la cual describe la ocurrencia de
lluvias intensas que causaron inundaciones y estragos en La Guaira en el siglo
XVIII. Este suceso que en verdad fue una catástrofe natural, nos hace
reflexionar y genera interrogantes como por ejemplo si este tipo de hechos se
debe a una ocurrencia cíclica secular en el tiempo y en el espacio, que en
términos más técnicos se relaciona con un periodo de retorno, o es una
consecuencia de lo que recientemente conocemos como cambio climático.
Volviendo a la
crónica encontrada, informo que la misma es de Héctor García Chuecos y dice lo
siguiente: En febrero de 1798 ocurrió una terrible inundación en el puerto de
La Guaira. El domingo 11 de ese mes, a la una de la tarde, comenzó a llover
estando el mar sereno y bonancible. A las ocho de la noche empezó éste a
alterarse, causando admiración a todos el formidable ruido que en la costa
producían sus movimientos. Los buques fueron aventados a la costa donde
naufragaron unos, ahogándose los marineros de sus tripulaciones y se hicieron a
la vela otros, zozobrando algunos antes de haber salido de la franquía. Toda la
noche estuvo lloviendo, y hasta cerca del amanecer, relámpagos y truenos
mantuvieron en expectativa al vecindario. Las lluvias gruesas y abundantes
continuaron el lunes 12 hasta el amanecer del día 13. Este día continuó la
lluvia incesante. A las 12 y 15 salió el río de su cauce, rebosó los cinco
puentes de su comunicación que fueron derribados, no pudieron resistir el
empuje formidable de árboles y piedras
que vomitaba la corriente. Las calles contiguas situadas en la parte
baja del pueblo dominadas por el agua impetuosa fueron inundadas, de forma que
una embarcación que calase de 8 a 9 pies podía flotar en ellas.
La rápida violencia de las aguas
nada respetaba, todos los conductos que salían por la muralla circular de la
playa cegaron… los parques y edificios militares fueron anegados. En medio de
esta ruina, numerosas personas perecieron, de las cuales no se tenía noticias
todavía para el día 19. Los habitantes del pueblo no hallando donde poner a
salvo sus vidas, corrían a las alturas y a los cerros vecinos. Los presidiarios
de las Bóvedas antes que fuesen ahogados obtuvieron su libertad.
Los materiales que arrojaba el
río se avanzaban mar adentro hasta cincuenta toesas… todos los pueblos y costas
inmediatas padecieron estragos a proporción. Las consecuencias de esta lluvia,
creciente de río e inundación, fueron desastrosas para La Guaira. En ruinas caídas e
inhabitadas quedaron cerca de 219 casas pequeñas, situadas a inmediaciones del
cauce, además los vecinos perdieron sus muebles y haciendas. La causa de tan
terrible daño procedía de los desmontes, banqueos, piedras arrancadas y
diversos objetos que arrojados a las orillas del río y sus vertientes habían sido
arrastrados por el torrente de las aguas. Nota: Toesa es una antigua unidad de
longitud francesa equivalente a 1,949 metros.
Desagravio al
MinAmb
Así como en el
pasado fijamos posición cuando de manera caprichosa le cambiaron el nombre a
Productos Forestales de Oriente, C.A. (Proforca) por el de Maderas del Orinoco,
hoy hacemos lo mismo en relación con la fusión del digno y glorioso Ministerio
del Poder Popular para el Ambiente. Parafraseando a Neruda decimos: Podrán
borrar todas sus letras, pero jamás impedirán la conservación, defensa y
mejoramiento del AMBIENTE.
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