Finalmente
el presidente de Estados Unidos dio a conocer las líneas estratégicas que
seguirá su gobierno frente al cambio climático: incentivos a las energías
renovables, límites en las emisiones de CO2, planes de adaptación y consenso
con otras potencias para que se sumen a la acción
Heidy Ramírez
@ideagenial
Ya desde su campaña electoral Barack Obama se perfilaba como un
presidente con tintes verdes. Ahora en su segundo mandato, más consolidado,
pudo anunciar recientemente desde la Universidad de Georgetown, ciertas medidas
que si bien muchos califican de ambiciosas, sin calendario claro y
propagandísticas, indudablemente ponen a Estados Unidos en la mira de las
rectificaciones frente a la opinión pública. En resumen el mandatario ha dicho
que la meta es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en torno a
un 17% tomando como referencia los niveles de 2005 (se apunta a las plantas de
carbón, que producen el 37% de la electricidad de EE UU, pero también el 40% de
las emisiones). Otro de los objetivos es promover el uso de energías limpias
(investigación, desarrollo e implementación), para lo cual se proyecta una
inversión de 7.900 millones de dólares y se piensa, entre otras cosas, autorizar
el mayor número de permisos para proyectos de energía renovables (esto incluye
a los ciudadanos comunes), exhortar y apoyar a los países en desarrollo a que
cambien a dichas fuentes de energía más limpias e involucrar a grandes aliados
internacionales en la lucha. Otra de las fases del plan es la preparación del
país para los efectos del cambio climático, principalmente atención a
infraestructuras y vías de comunicación y la adecuación de zonas propensas a
inundaciones. “La pregunta no es si tenemos que tomar acción.
La pregunta es si tendremos la valentía de tomar acción antes de que sea
demasiado tarde", dijo Obama al presentar el proyecto.
En torno a este acontecimiento, se consultó la opinión del Dr. Juan
Carlos Sánchez, científico venezolano, co-ganador del Premio Nobel de la Paz
2007, profesor universitario y asesor ambiental, quien se desempeñó como asesor
de las delegaciones nacionales en la negociación de la Convención de Cambio
Climático y del Protocolo de Kyoto en Naciones Unidas entre 1989 y 2001, entre
otras actividades.
LA
ESTRATEGIA DE OBAMA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Dr. Juan Carlos Sánchez M.
Los anuncios realizados recientemente por el Presidente Obama en la
Universidad de Georgetown acerca del desarrollo de una estrategia en materia de
cambio climático se corresponden con una promesa que formuló durante la campaña
presidencial que le llevó a su segundo mandato. La estrategia es una respuesta al hecho de que
el costo del cambio climático para la economía de USA es real y está aumentando,
y que para minimizarlo es necesario reducir la emisión de gases de invernadero y
reforzar la resiliencia a la alteración
del clima mediante la adopción de medidas de adaptación. El solo hecho de
exponer públicamente estas ideas es en sí mismo un paso adelante, teniendo en
cuenta que Estados Unidos es uno de los pocos países que no suscribió el
Protocolo de Kyoto. Pero tal iniciativa va a requerir de un esfuerzo
presidencial continuo para que las buenas intenciones puedan traducirse en una
política concreta.
Lo ideal sería que el Congreso estadounidense respalde el desarrollo
de una economía de bajas emisiones de gases, pero aún no están dadas las
condiciones para ello; sin embargo Obama tiene como recurso el uso de los
poderes que le confiere la Ley de Aire Limpio, para exigir a las plantas termoeléctricas
reducir sus emisiones, lo cual representaría un avance significativo debido a
que estas plantas (que en su mayoría funcionan con carbón) son la mayor fuente
no regulada de emisiones de dióxido de carbono de Estados Unidos. Muchas
empresas se han mostrado dispuestas a trabajar con el gobierno para desarrollar
enfoques pragmáticos que permitan reducir
las emisiones a la vez que mantienen las condiciones de asequibilidad y
fiabilidad del servicio eléctrico. Ello se debe a que para las empresas es
fundamental tanto su seguridad física como jurídica, y saben que una prolongada
falta de acción del gobierno con respecto a la amenaza de la alteración del
clima les expone a crecientes riesgos derivados de los fenómenos climáticos
extremos.
En la elaboración de las normas para las plantas termoeléctricas, la
Agencia de Protección Ambiental (EPA) deberá consultar ampliamente a las
empresas y a los Gobernadores de los Estados, quienes son los que en definitiva
deberán ponerlas en práctica. El éxito de la estrategia de Obama va a depender
entonces de la habilidad de la EPA para idear una estrategia flexible que
permita adoptar una variedad de políticas a nivel estatal, incluidos los
enfoques basados en el mercado, a fin de lograr que las empresas puedan reducir
sus emisiones al menor costo posible.
Si se considera que Estados Unidos se ha visto sometido en los
últimos años a eventos de tormentas, huracanes, tornados y sequías intensas, es
lógico que el presidente haya anunciado también medidas para fortalecer la
resiliencia de Estados Unidos a estos fenómenos. Su plan de adaptación busca
ayudar a las comunidades y empresas a aplicar las lecciones aprendidas de estos
eventos, en particular del huracán Sandy que afectó recientemente a New York y
New Jersey, para hacer frente de la mejor manera a los riesgos climáticos
futuros.
Implementar la estrategia del presidente Obama no será fácil, sin
embargo, en este momento tal iniciativa parece contar con el respaldo de la
mayoría de los estadounidenses. Así Estados Unidos, que no suscribió el acuerdo
de Kyoto, comienza a mostrar voluntad política para actuar ante el cambio
climático. ¿Cuándo comenzaremos en Venezuela?
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