El hogar de los monos olvidados
Texto y fotos: Loys Leso
@loysleso
Aseis kilómetros de Tinaco y luego de transitar una carretera de tierra oscura, adornada por un verde chillón y un cielo de cuento infantil, se llega a un lugar no menos mágico, enclavado a pie de monte, a la sombra del cerro Tiramuto, una familia de primates tienen su hogar junto al amable y encantador británico, Philip Cordrey, su protector. Alejado de toda civilización, del ruido de un Londres de concreto, Philip llegó a lo verde para descansar. Su objetivo era encontrar un lugar tranquilo para el retiro.
Sin embargo, de la labor social nunca se ha jubilado, esa parece ser su misión de vida, para fortuna de los primates que hoy viven con él. Quién buscó a quien en primer lugar, difícil determinar, lo lógico habría sido, seguramente, que el humano haya sido el buscador; sin embargo, en Cañaote parece que el llamado fue el de la selva o quizás, para no pecar de tan fantasioso, fue mutuo: un hombre queriendo ayudar, unos primates que necesitaban ayuda. “No soy un santo. Soy una persona común y corriente.
Cuando comencé mi vida en este país veía monos que se vendían a orillas de las carreteras. Me di cuenta de que los primates jóvenes eran capturados después de matar a la madre y luego eran vendidos dentro de un saco. Todo me apuntaba en dirección a este trabajo. Estoy seguro de que ha sido la guía divina. Entre otras cosas me encontré con amigos con las mismas inquietudes. Simplemente no podría haber sucedido de otra manera”, asegura convencido Cordrey.
Philip lleva cuidando primates desde hace 16 años, ha sobrevivo ha intentos de robos, ha sorteado balas y conflictos por las tierras, pero sigue allí, en pie, por sus monos. Actualmente tiene bajo su custodia 24 primates, cuatro capuchinos y 20 aulladores. Lo primero que hace Cordrey, una vez pones pie en su tierra, es presentar a su familia. En un paseo por el área donde se encuentran los primates, los va presentando uno a uno, va contando anécdotas, historias de como llegaron al refugio, cómo es su carácter, entre otras cosas; y mientras cuenta, ellos se acercan a él con especial cariño. Saco, por ejemplo, es un mono aullador -araguato- que fue llevado al refugio por un grupo de niños, metido, precisamente, en un saco. Philip les preguntó de dónde lo sacaron, ellos argumentaron que se lo encontraron, pero Philip sabe, por su experiencia y largos años de investigación y observación, que para lograr separar a una cría de su progenitora, deben matar a la madre, probablemente estos jóvenes buscaban venderlo. Philip les dijo que lo regresaran, porque era un mono silvestre. Seguramente lo hicieron, pero no muy lejos del lugar, a los días, atraído por el aullido de sus congéneres, regresó al refugio y hoy forma parte de la manada.
Así va describiendo historias de cada uno de los monos, como se comportan y sus últimos aconteceres. Philip vive para ellos.Varios de los monos fueron mascotas de dueños que terminaron entregándolos al refugio. La única condición exigida por Philip, es una pequeña contribución monetaria mensual para la manutención de las exmascotas. Desafortunadamente, apenas dos de los dueños cumplen el acuerdo.
Philip piensa que si una persona compra un primate, cosa que es moralmente reprochable, (según cifras oficiales, por cada mono que se compra en la calle, ocho han sido asesinados en su captura) esta persona debe hacerse cargo del animal, y de mantenerlo en las mejores condiciones, de por vida, como lo harían con un niño humano. Para él, como para las leyes ambientales, los animales como los humanos tienen el mismo derecho a una vida digna y ausente de carencias y maltratos.
Cordrey asegura, además, que el refugio no tiene un fin comercial, es simple labor social. Él se basta con su pensión, tuvo una vida profesional afortunadamente cómoda que lo provee de una cuota de retiro suficiente para sobrevivir. Empero, la creciente inflación y, por ende, los altos costos, están forzando la permanencia del refugio. “Hay muchas cosas por reparar, además, la alimentación y el cuidado de los monos demanda dinero”, comenta en cuidador.
Pero Philip es un hombre orgulloso y no le agrada suplicar por dinero, así que se le ha ocurrido una idea, que de concretarse sería beneficioso para sus huéspedes permanentes. Su idea consiste en construir una casa para visitantes, sencilla, pero con cómodas instalaciones para que voluntarios, estudiantes de biológica, etología, veterinaria o simples amantes de los primates, se alojen en ella por unos meses y trabajen en el refugio. El pago por la estadía, que pretende sea bastante razonable, ayudaría a mantener en buen estado las instalaciones y los animales.
Ademas, esto permitiría la permanencia del lugar, Philip pasa los 70 años y está consciente de que no durará toda la vida, contar con un grupo de personas en contacto con los primates, sería crear una generación que permita la trascendencia del refugio. Por otro lado, sabe que hace falta la investigación científica en el lugar, una que sea, además de académica, de campo y en especial, sensible a favor de los primates. “Soy muy afortunado de vivir y trabajar entre los monos aulladores. Durante 16 años los he estudiado y observado. Pero todavía hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Por qué Lucio atacó a Moñito tan violentamente después de haber vivido y jugado juntos y felices durante 5 años?
¿Por qué una mona aulladora silvestre se sitúa por encima de los recintos de nuestros monos machos alfa todos los días? Ella es salvaje, pero prefiere estar aquí y no teme a los humanos. ¿Por qué todos los aulladores que he conocido hablan el mismo idioma? ¿Por qué siempre los aulladores defecan en el mismo lugar? Por lo general, encima de corrientes de agua. Esto es sólo una pequeña muestra de las preguntas que no son respondidas. Cañaote está situado en el borde del bosque profundo y este es una zona de monos. Hay muchas familias de los dos tipos de monos, aulladores y capuchinos en nuestros bosques. Mi deseo es conseguir fondos suficientes para construir un alojamiento para los profesionales y voluntarios que vengan a colaborar con nosotros. Para estudiar y para trabajar con los monos”.
Ahora lo que hace falta es el dinero para construir la casa, Philip comenta que en diferentes ocasiones han sido visitados por las autoridades. “Hemos sido visitados por el alcalde y representantes
del gobernador.
Todos han prometido ayudarnos, pero nada pasa. Quizás toma un tiempo pensar acerca de ayudar a los animales”. La labor de Philip es admirable, algunos expertos consideran que él suple una función que corresponde al estado, probablemente es cierto, de hecho, lo es, sin embargo, no hay duda que su trabajo contribuye a la conservación de una especie amenazada, que es fundamental para el equilibrio ecológico y biodiversidad. Además, la falta de interés del estado y de la sociedad, hace que estos refugios particulares, afortunadamente, surjan a falta de voluntad y, dirían muchos, sensibilidad ecológica. Sería en extremo positivo que el estado y, por qué no, la inversión privada y particular apoyaran el enorme trabajo que se realiza en Cañaote y contribuyeran con la construcción de un centro de observación y de estudio, en una zona por demás privilegiada para la investigación del comportamiento de estos animales, tanto en cautiverio como en libertad, (Cañaote es visitada por grupos salvajes que viven en la montaña cercana), y la conservación de esta maravillosa especie primate, nuestro más cercano pariente animal. ●
Para aquellos interesados en contribuir con el Refugio, entrar en contacto con Philip Cordrey o simplemente conocer más sobre el trabajo realizado en Cañaote, pueden visitar la página: http://www.notforget-me.blogspot.com/ y/o escribir a la siguiente dirección de correo: canaote@yahoo.co.uk
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