Los trabajadores y
empleados del Instituto Nacional de Parques reclaman mejores condiciones
laborales y reivindicaciones salariales además de una valoración auténtica de
los espacios naturales que abarcan el 16% del territorio, preservan el agua, la
biodiversidad y garantizan el suministro de energía al país
Heidy Ramírez S. @ideagenial
Si de algo
debería preocuparse un gobierno es de proteger los parques. El organismo que
vela por ellos, Inparques, maneja el 16% del territorio, donde están las
fuentes de agua, los ejes fronterizos y hasta las comunicaciones porque las
antenas están allí. Es un instituto estratégico que debería ser tratado como
una tacita de oro por este gobierno y los que vengan. Así opina Marlene
SIfontes, secretaria de organización del sindicato Sunep Inparques desde hace
casi quince años y empleada del instituto desde hace veintiuno. Ella ha
dedicado buena parte de su vida a defender los derechos de sus colegas de
trabajo, que según dice, en los últimos años particularmente se han visto
seriamente vulnerados. José Matute, secretario general, apunta también que la
problemática ambiental rebasa la laboral y el sindicato ha desarrollado la
lucha en paralelo por los derechos ambientales consagrados en la Constitución.
Situación económica vs. mística y entrega
Cerca de tres
mil trabajadores entre obreros y empleados pertenecen a Inparques, organismo
que a su vez depende del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y
Aguas. La problemática base es que el salario es insuficiente desde 1999 y se
agregan situaciones como que no se pagan las guardias de fines de semana, prácticamente
no existen días libres para los guardaparques, no hay entrenamiento, falla la
dotación de recursos y la mayoría denuncia maltratos y acoso en sus puestos de
trabajo. Según Sifontes, el elemento humano es pilar del resguardo de las áreas
verdes porque priva la mística y la entrega por encima de la situación
económica. ¨Muchas veces el personal pone de su bolsillo para la gasolina para
hacer mantenimiento a sus puestos¨. La situación es compleja porque el
sindicato tiene un buen número de casos ante las instancias legales. Un ejemplo
de ellos lo comenta la secretaria Sifuentes: ¨hace poco la directiva de
Inparques se presentó a coaccionar a tres trabajadores para firmar su renuncia
porque estas personas han alzado su voz por las críticas condiciones del Parque
Nacional Guatopo, donde hay entre otros problemas, tráfico de madera. La zona
esta desprotegida¨. También se tienen reportes de eventos similares con trabajadores
en el Parque Nacional Waraira Repano donde se efectúan actualmente movimientos
de tierra que deben contar con estudios de impacto ambiental. ¨Están asfixiando
al personal de trayectoria porque sencillamente éste mantiene que si van a
construir tienen que regirse por lo que establece la ley¨. Estos casos están
totalmente documentados pero no ha habido respuestas claras, solo diferimientos
de audiencias. En el parque Generalísimo Francisco de Miranda (Parque del Este)
se realizó recientemente un pancartazo solicitando la renuncia de la
coordinadora, sobre quien pesan señalamientos de maltratos y atropellos. ¨Si
eso está ocurriendo acá en Caracas, en el centro del poder, cómo estará el
interior del país¨, argumenta Sifuentes, quien calcula un descontento del 70%
de los trabajadores.
Los parques no
son territorios para hacer casas
Adicionalmente
los guardaparques no cuentan con vehículos para supervisar y es una situación
generalizada. ¨Pero sí funcionan los de doble tracción y de lujo que se
compraron bajo convenios internacionales. Los carros operativos para hacer
control y vigilancia no están. Lo decimos con plena responsabilidad¨, expone la
dirigente. ¨Ahora se plantean módulos mixtos donde se está metiendo la Guardia Nacional
y sus parques de armas, desvirtuando lo que encierra un puesto de
guardaparques. Si a la policía la atacan por armas, cómo hará un guardaparques
que tenga que convivir en un puesto con armamento. En la frontera, la guerrilla
respeta la figura del venadito en el uniforme porque sabe ´este es el que cuida
las maticas´. Ha sido una irresponsabilidad de esta gestión. Eso no es
Inparques, no es lo que representa la institución. Están desdibujando al
instituto. Pareciera que es una actitud en contra de todo lo que tiene que ver
con la protección del ambiente. Nosotros que somos el país que ocupa la
posición número nueve como el país más megadiverso, ¿cómo es que no hay una
política clara? ¿dónde está el ecosocialismo? Me parece que las personas que
están al frente desconocen la materia ambiental y se ven los parques como
territorios de tierras a repartir para hacer casas. No son ambientalistas, no
tienen la concepción de cómo fue creado y para qué es el sistema nacional de
parques. Los que estamos aquí tenemos la obligación constitucional de preservar
la biodiversidad de la que hoy disfrutamos para las futuras generaciones. Ahora
se ve cómo se entregan los parques a las gobernaciones. Habría que averiguar qué
ha pasado con áreas que se han entregado como el Agustín Codazzi. Es un llamado
de atención al gobierno pero también al ciudadano¨.
Un país rico que
no valora su recurso humano
José Matute
comenta: ¨yo veo que en la institución pasa lo que en el país en general.
Tenemos un país rico pero la gente está pasando trabajo porque el sueldo no les
da. No se le da importancia al recurso humano. La riqueza estriba en tener gente
preparada, motivada, en tener un proyecto país, un plan para la institución.
Eso no existe. No tenemos cultura de planificación ni en la institución ni en el
país. Y esta situación no es nueva, viene incluso de la llamada cuarta república,
de cuando me decían que no había plata para pagarme mi bono vacacional. Se dio
el cambio político en el país al cual muchos apostamos, pero los trabajadores
siguieron siendo lo últimos en la lista. Aquí no se invierte en el recurso humano,
no se respeta. Hay trabajadores que ganan 1.500 bolívares semanales y no les
alcanza para cubrir su transporte extra de una guardia el fin de semana. Eso te
dice cómo está todo. Y se ven cosas como que los jefes anden en vehículos de
lujo (que no son los técnicos que deben estar en campo). ¿Para qué le sirve a
un director un vehículo doble tracción de lujo si está en la ciudad? Esa falta
de visión de valorar al factor humano como un elemento clave es lo que causa
toda esta distorsión.
Socialismo vs.
militarización
¨En el caso de
la militarización de los puestos de vigilancia, se dice que el gobierno es
humanista pero no hay nada más reñido con el socialismo que el militarismo¨, comenta
Matute. ¨Hay directores y supervisores que quieren imponer una estructura
militar, dar órdenes e instrucciones sin derecho a opinar, a corregir. Cómo se
va a cumplir entonces cosas como el derecho a la participación protagónica del
pueblo que está en la Constitución si no se puede discutir de forma horizontal.
A pesar de todo eso hay personas que son excelentes. Hay trabajadores que a
pesar de ganar salario mínimo no se corrompen y exigen el permiso para cumplir
con su trabajo. Por Llano Grande (Waraira repano) pasan los camiones con papeles
vencidos apadrinados por autoridades y usando el permiso por vía de excepción
que está en la ley. Pedimos respeto a la Constitución porque todo lo que
estamos exigiendo está en la Carta Magna. En Yaracuy por ejemplo el gobernador
tiene una finca dentro del parque nacional y una tubería de agua que la surte, mientras
San Felipe está seco. Entonces el Plan de la Patria cómo queda. La cuarta
república dejó 43 parque nacionales, 37 monumentos nacionales y muchos parques
de recreación. Y criticábamos para entonces ciertas licencias que se dieron. Y
hoy en día, ¿cuántos nuevos parques nacionales se han decretado?¨
El poder ciudadano
Con relación a
la pregunta de qué hacer ante lo que parece un monstruo de mil cabezas y peor
aún, una situación enfermiza que ya lleva décadas, Sifuentes apuesta por el ciudadano,
quien dice, tiene que darse cuenta de que está perdiendo su derecho a un
ambiente sano. ¨Si no te das cuenta de eso no hay nada. Tiene que haber ese
poder ciudadano de ´respeta mi verde´. Si nosotros los ciudadanos no somos
capaces de entender que tenemos que salvar el verde, lo que nos da el aire, lo
que nos permite el agua, no hacemos nada. Si ejercemos el poder ciudadano
podemos cambiar la política del país. Los ciudadanos tenemos que hacer que la
política se haga ambiental. Y los políticos deben entender que uno de sus roles
es la defensa del ambiente. Eso lo podemos cambiar los ciudadanos¨. Al respecto, su colega Matute aclara que el ciudadano tiene
primero que ser ciudadano para luego ejercer la contraloría social. Y agrega, ¨el
ambiente no es una cuestión de romanticismo, tiene sus consecuencias prácticas¨.
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