Altos
de Pipe, 21 de marzo de 2017.- Vanessa Ortiz Piñango
vortiz@ivic.gob.ve
En
sectores anegadizos incluso en época de sequía y en localidades más altas que
se inundan solo en temporada de lluvia, la búsqueda de palmares en los
humedales del estado Apure dio el mismo resultado: Mauritiella aculeata,
conocida como morichito, es la especie representativa de los bosques cercanos a
los ríos Cinaruco y Capanaparo y al caño La Pica.
Un
análisis de la estructura y composición florística de esas comunidades
vegetales fue incorporado en el libro Morichales, cananguchales y otros
palmares inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú,
Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, editado por el Instituto de
Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia.
Ángel
Fernández, director del Herbario del Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (Ivic) y coautor del capítulo sobre M. aculeata, explicó que la
obra se enfocó en diversas palmas de Suramérica, ya que en publicaciones
anteriores se habían presentado trabajos solo de la Orinoquia de Venezuela y
Colombia.
“Las
plantas no reconocen fronteras, ni naturales como la de la cuenca del río
Orinoco ni políticas”, explicó Fernández, en alusión al estudio realizado en
los llanos apureños en colaboración con Reina Gonto (curadora del Herbario del
Ivic), Giuseppe Colonnello (Fundación La Salle de Ciencias Naturales) y Wilmer
Becerra (Arbórea Consultores Ambientales, C. A.).
Más
agua, más palma
El
caño La Pica, afluente del río Capanaparo, está rodeado de dunas de limos y
arenas, entre las cuales se forman bajíos o depresiones inundables capaces de
mantener “una reserva hídrica en los meses de aguas bajas y pueden aportar
caudal hacia los caños y ríos que atraviesan la planicie”, se menciona en el
capítulo sobre M. aculeata.
En
vista de que la cubierta vegetal del humedal del caño La Pica no es homogénea,
debido principalmente a las dinámicas hídricas, el relieve y las
características del suelo, los expertos levantaron dos parcelas, una anegada
(incluso en sequía) y otra no anegada (excepto cuando llueve), con el fin de
identificar su composición y estructura.
M.
aculeata fue la planta dominante tanto en la parcela anegada (con casi el 35%
del valor total de importancia ecológica de la comunidad) como en la parcela no
anegada (con más del 27% del valor ecológico del bosque), se indica en la obra,
la número XIV de la Serie de Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros Continentales
de Colombia.
De
acuerdo con Fernández, la densidad de palmares es mayor en presencia de agua,
“si no hay agua, no habrá muchas palmas. Por lo general, los palmares están en
ecosistemas poco alterados”, precisó.
En
la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (Uicn) no aparece ninguna especie del género
Mauritiella; tampoco en el Libro Rojo de la Flora Venezolana.
Sin
embargo, no hay qué confiarse. “Si se afecta la dinámica hídrica en los cauces
y las riberas, se perturban también la química de las aguas y la sedimentación,
activándose entonces la erosión. Como consecuencia, se alterarán los patrones
de dispersión de estas palmas y en consecuencia, todo el ecosistema”, aseguró
el director del Herbario del Ivic.
Alargando
la vida
De
hecho, el prologuista del libro, Wolfgang Junk, alertó sobre el estado de
conservación de los humedales en general y los pantanos de palmas en
particular, los cuales se encuentran amenazados como consecuencia de “las
actividades humanas como la agroindustria, minería, construcción de
infraestructura y la contaminación”, informó Junk, coordinador científico del
Instituto Nacional de Humedales de Brasil.
Parte
del interés en recopilar información sobre estos paisajes geográficos se debe a
la necesidad de conocer los elementos naturales que allí hacen vida y precisar
las alternativas “que nos permitan seguir utilizándolos con los parámetros de
protegerlos para siempre. Probablemente, si hubiese más gente viviendo en la
cuenca del río Orinoco, habría menos bosques y menos biodiversidad”, insistió
Fernández.
Con
la pulpa de M. aculeata se preparan bebidas y helados, sus hojas y troncos
sirven para construir paredes y techos, y sus semillas son usadas como carnada
para pescar. Esta especie se distribuye desde Brasil hasta Ecuador, Colombia y
Venezuela, siempre donde existan cuerpos de aguas, tanto negras como claras,
señalan los autores del capítulo.
La
revisión científica de la obra Morichales, cananguchales y otros palmares
inundables de Suramérica. Parte II: Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia,
Paraguay, Uruguay y Argentina, estuvo a cargo del investigador del Centro de
Ecología del Ivic, Jon Paul Rodríguez.
Por
su parte, Josefa Señaris, también investigadora del Centro de Ecología del
Ivic, participó en el comité científico del libro; mientras que el geógrafo
Sergio Zambrano-Martínez, igualmente del Centro de Ecología del Ivic, fue
coautor del capítulo relacionado con la conservación de la palma mapora o
chaguaramo, Roystonea oleracea.
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