Diario:
Notitarde La Costa. Puerto Cabello Edo. Carabobo. Fecha: 19-08-2016. Columna: BioDazibao Global. p6. Autor:
Wilfredo Jiménez Gómez.
Prejuicio
tecnológico
En diversas situaciones podemos ser víctimas
de los prejuicios en materia de tecnología. No negamos el avance que ha tenido
la ciencia y la tecnología desde el siglo pasado hasta el presente, eso es una
realidad indiscutible, pero esto nos lleva a veces a perder la perspectiva, es
decir, por ejemplo creemos ciegamente que un equipo de medición y/o registro de
última generación es lo mejor, es lo máximo, es el plus ultra; decimos
cotidianamente que “es lo mejor que hay en el mercado, que representa la tecnología
de punta”. Este tema abre un debate interesante, inicialmente uno se pregunta
qué se define por ciencia, técnica y en particular tecnología de punta. La
publicidad permanentemente nos bombardea y atosiga con mensajes que tienen por
objetivo imponer criterios, modelos, conductas y en consecuencia a menudo
asumimos el contenido de los mismos como un credo, como algo incuestionable,
como la verdad absoluta.
En
este orden de ideas pasamos a explicar un ejemplo de la vida real. En nuestro
país la mayoría de la información meteorológica es registrada en estaciones
dotadas con equipos que alguien cegado por la propaganda, la tendencia a estar
a la moda y por los prejuicios, pudiera afirmar que son equipos obsoletos,
anticuados o desvencijados, en contraposición sería partidario del uso de
estaciones meteorológicas automáticas o “inteligentes”, por ser estas de
instalación relativamente fácil, ocupan una superficie menor a la de una
estación convencional y automáticamente registran datos de manera electrónica que
pueden ser almacenados, incluso la data se puede conectar a un computador para
su manipulación y análisis en tiempo real. Esto nos parece muy bueno,
obviamente son ventajas. Las desventajas surgen producto de la misma
tecnología, explico, el mantenimiento de una estación automática, por necesitar
de un personal especializado, es más complejo y costoso que el de una estación
meteorológica convencional. Lo de la especialización viene en función de que la
calibración y reparación de equipos electrónicos es más acuciosa que los
equipos cuyo funcionamiento es mecánico, específicamente se basa en un sistema
de relojería, lo cual es relativamente sencillo, como es el caso de los equipos
de las estaciones convencionales. Por otro lado los repuestos de aparatos de
estaciones automáticas no se consiguen fácilmente en el mercado nacional por
ser importados, mientras que los repuestos de instrumentos de las estaciones
convencionales sí se consiguen, incluso se pueden fabricar en el país, lo cual
es muy importante porque nos garantiza en gran medida autonomía, o sea, no
estamos atados a la dependencia tecnológica.
En
el ejemplo que estamos exponiendo es decisiva la regularidad en el registro de
la información, ya que la misma nos permite hacer estudios, proyecciones y predicciones,
por lo tanto insistimos en que es clave la regularidad y la mayor cantidad de
datos que se puedan medir y registrar en el tiempo. Nuestra realidad nacional
muestra que en materia meteorológica tenemos una red de estaciones que
funcionan con equipos convencionales y actualmente se dispone de series
históricas de más de sesenta años de información confiable. También contamos
con estaciones meteorológicas automáticas, pero las series de datos
generalmente están incompletas, ya que debido a la falta de repuestos y/o
mantenimiento oportuno dejan de estar operativas por largos lapsos, lo que
acarrea pérdida de información, lo cual desmerita el análisis de los datos
disponibles por falta de regularidad en el registro de la información. En
resumen, mientras no dispongamos de tecnología propia en materia de
instrumentos de estaciones automáticas, lo sensato es seguir trabajando con los
equipos convencionales, que han demostrado eficiencia y han proporcionado datos
confiables.
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