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sábado, 2 de noviembre de 2013

ESTEROS DE NAVAY Y LA LEYENDA DE MARIA LA BORDA



BioDazibao Global. Columna de Notitarde de La Costa. Wilfredo Jiménez Gómez. wijimenez@terra.com

                Cumpliendo actividades de extensión y educación ambiental recientemente visitamos el Estado Táchira y tuvimos la oportunidad de escuchar la leyenda que involucra a los Esteros Navay, los cuales son un ejemplo de ciénaga y las mismas se definen según Marrero como cuerpos acuáticos que dan origen a lugares pantanosos o parajes llenos de cieno. Las ciénagas se caracterizan por estar asociadas a ríos y presentan una dinámica de inundación anual.

Cuentan los lugareños de Abejales que los esteros tienen su encanto, según la leyenda escrita y recogida por el cronista Efrén Sánchez, se sabe de una mujer de larga cabellera negra, de origen criollo mestizo, procedente de lo más alto de las montañas andinas, que llegó al sector que hoy se conoce como La Polvorosa aproximadamente en el año 1860, esta mujer se lanzó a las aguas del río Camburito en presencia de su esposo e hijos, lo sorprendente es que salió del agua transformada en mitad caimán y mitad mujer. Unos dicen que la mitad es en sentido transversal y otros hablan que es en sentido longitudinal. Luego al sentirse asediada por los invasores de tierras se trasladó al charco Chirichire, finalmente la mujer emigró y se estableció en lo que hoy se conoce como Esteros de Navay.

Esta mujer según la sabiduría popular es conocida como María La Borda, pero hay duda en cuanto a si la grafía es borda o gorda. Lo cierto es que la leyenda existe y se le atribuye a la mujer famosos encantamientos al punto de ayudar a los buenos y hacer pasar malos ratos a las personas mal intencionadas que iban a los esteros con el fin de destruir la flora o fauna del lugar, haciendo que las mismas se extraviaran, convirtiéndose así en una mística defensora folklórica del ambiente natural del municipio Libertador.

Indagando sobre esta historia escuchamos el testimonio de personas que han recorrido y conocen bien la zona de los esteros, afirman que en una oportunidad tuvieron  visiones momentáneas inexplicables cuando se detuvieron a contemplar la ciénaga, las cuales consistieron en haber visto un imponente paisaje paradisíaco con muchos animales y vegetales de gran colorido.
Otros dan testimonio de las diferentes tonalidades llamativas de la vegetación y de la riqueza de la fauna silvestre, destacándose la presencia de chigüires y báquiros o chácharos como le dicen allá en Táchira.

Vía Barinas – Abejales

                En el trayecto de la vía que conduce desde Barinas hasta Abejales se observan árboles de teca (Tectona grandis) y melina (Gmelina arborea), ambas son especies forestales exóticas que se mantienen como evidencia de las plantaciones que en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado se establecieron en las unidades de manejo forestal de la Reserva Forestal de Ticoporo en el Estado Barinas. Estas unidades obedecían a un plan de manejo que a su vez respondía a una política de concesiones forestales que para la época estaba vigente en el país. En el futuro habrá que hacer un análisis desde una perspectiva histórica del devenir de las reservas forestales del occidente de Venezuela, cuyo saldo, lamentablemente, ha sido la destrucción de las mismas. Queremos dejar claro que el enfoque del análisis debe ser histórico porque para explicar este saldo desolador es necesario escudriñar en lo económico, lo político, lo social, lo legal, incluso en lo cultural. En todo caso a lo largo de la vía mencionada se consiguen los árboles antes referidos, que erróneamente la gente los asume como nativos ya que por la cantidad de años de estar en esta región y entre nosotros la gente los asume como propios de este país.   

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